El
progresivo proceso de inmersión tecnológica que disfrutan los centros docentes
implica cambios importantes en los principales protagonistas del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Nuevas
técnicas, nuevos enfoques, nuevas metodologías, nuevas formas de enfrentarse al
conocimiento requieren de habilidades y destrezas que deben ir desarrollándose
paulatinamente, globalizando su uso y extendiendo su desarrollo didáctico. A lo
largo del presente artículo vamos a analizar qué destrezas y habilidades se
exige no solo al docente sino también al alumnado del futuro más inmediato.
El saber
cambia el mundo, y nuestro mundo está cambiando con la prontitud de los saberes
nuevos. Por eso apenas atinamos a decir que nuestra época es distinta. Es como
otro big bang. El tiempo ahora es mas corto, el espacio es más pequeño: lo uno
se denomina"aceleración de la historia", lo otro es la "aldea
global".
En la
sociedad del conocimiento, la ciencia y la tecnología van conquistando los
distintos ámbitos que comprenden la vida. Transformara nuestro modo de pensar,
de sentir, y de actuar como aspectos fundamentales de lo cognitivo, lo
axiológico y lo motor, dimensionesesenciales del hombre.Por otra parte los
oficios de la sociedad del conocimiento tienen un creciente contenido técnico y
cada vez es mayor el numero de ocupaciones de alta tecnología. No da lo mismo
manejar un arado que manejar un tractor, una maquina de escribir que un
computador, un bisturí que un
rayo
laser. Y en la cima de la pirámide ocupacional se encuentra una nueva clase de
talentos, dedicados a diseñar soluciones únicas para problemas únicos
Cada día
las competencias que exige la sociedad son mas sofisticadas ya no es suficiente
hablar de una profesión.
Uno de
los campos donde más expectativas crean y donde están tardando en integrarse
las redes es la formación. Quizá porque la interacción cara-a-cara entre
formador y formando, entre el que enseña y el que es enseñado, es considerada
uno de los factores fundamentales de todo proceso de formación. Sin embargo,
algunos prefieren -preferimos- empezar a experimentar con la formación
interactiva telemática -por si acaso.
Podríamos
asumir que la mejor formación posible es sin duda la formación presencial. Un
buen profesor haciendo gala de su claridad expositiva, un contundente carisma y
una buena capacidad comunicativa no tienen rivales en el terreno de la
formación. Un profesor desplegando con seducción su experiencia formativa es un
acontecimiento inolvidable para un alumno (no debe ignorarse, sin embargo, que
de las decenas de profesores que cada uno hemos tenido a lo largo de nuestra
vida académica, recordamos solamente a unos pocos). Y aunque parezca paradójico
nunca apreciaremos más la formación presencial que en los tiempos de
teleformación que se avecinan.
La
educación presencial va acompañada por un complejo contexto que de manera
informal refuerza el interés del alumno por la actividad de aprendizaje que
despliega (Los compañeros, el intercambio de apuntes y puntos de vista, el
repaso en equipo, las actividades extraeducativas, el contacto con los
profesores... en definitiva la comunicación interpersonal es el mejor detonante
de la motivación).
Pero, los
sistemas de enseñanza deben atender a los cambios sociales, económicos,
tecnológicos. Cada época ha tenido sus propias instituciones educativas,
adaptando los procesos educativos a las circunstancias. En la actualidad, los
cambios que afectan a las instituciones educativas configuran un nuevo
contexto, donde la omnipresencia de las telecomunicaciones en la sociedad, la
necesidad de formar profesionales para tiempos de cambio, la continua
actualización de estos profesionales, exige nuevas situaciones de
enseñanza-aprendizaje y exigen, también, nuevos modelos adecuados a ellas.
Una de
las principales contribuciones de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC), sobre todo de las redes telemáticas, al campo educativo es
que abren un abanico de posibilidades en modalidades formativas que pueden
situarse tanto en el ámbito de la educación a distancia, como en el de
modalidades de enseñanza presencial.
Las
perspectivas que las TIC presentan para su uso educativo, exigen nuevos
planteamientos que a su vez requerirán un proceso de reflexión sobre el papel
de la educación virtual en un nuevo mundo comunicativo, pero también provocarán
un cuestionamiento de las instituciones educativas. En efecto, el entramado de
redes de comunicación y las posibilidades crecientes de los sistemas multimedia
cuestionan, tanto para la educación a distancia como para la presencial, la
utilización de los sistemas educativos convencionales. En este sentido, un
posible punto de encuentro podemos encontrarlo en los planteamientos del
aprendizaje abierto.
Otro
aspecto más concreto que considero debe constituir motivo de reflexión es el
grado de interactividad y de control de la comunicación que ofrece el sistema.
Ambos, interactividad y control están determinados por las capacidades y
recursos tecnológicos de que dispone el emisor y, sobre todo, el receptor, pero
dependerá sobre todo del modelo didáctico que inspire el proyecto. Se trata,
por tanto, de lograr el equilibrio entre la potencialidad tecnológica aportada
por las redes y las posibilidades educativas que el sistema son capaz de poner
en juego. En definitiva, estamos ante un problema eminentemente pedagógico.
Las
posibilidades de las TIC en la educación descansan, tanto o más que en el grado
de sofisticación y potencialidad técnica, en el modelo de aprendizaje en que se
inspiran, en la manera
de
concebir la relación profesor-alumnos, en la manera de entender la enseñanza.
No parece aconsejable limitarse a explotar los nuevos medios sin salir de los
viejos modelos, esta situación parece constituirse en transición
imprescindible. Parece razonable que se den cambios en las formas que se ponen
en práctica los procesos de enseñanza-aprendizaje.
En
cualquier caso, comienza a superarse, con estas tecnologías, la utopía de la
comunicación humana como exclusiva de la enseñanza presencial. En muchos casos
un diálogo -mediante ordenadores interconectados- en tiempo real o cualquier
proceso interactivo pueden proporcionar una comunicación mucho más próxima y
cálida. En la enseñanza presencial, nos movemos en la creencia de que el solo
contacto visual entre profesor-alumno proporciona una comunicación didáctica
más directa y humana que a través de cualquier sistema de telecomunicaciones.
Ni la enseñanza presencial presupone comunicación efectiva y apoyo al
estudiante, ni la enseñanza a distancia deja enteramente todo el proceso de
aprendizaje en manos del alumno.El grado más elevado de 'distancia' lo encontramos
cuando una persona estudia sin apoyo alguno, lo que se describe como 'programas
sin diálogo ni estructura', y esto desgraciadamente, también sucede en la
enseñanza presencial.
Muchos de
los conceptos asociados con el aprendizaje en la clase tradicional, pero
ausentes cuando se utilizan sistemas convencionales de educación virtual y/o a
distancia, pueden
reacomodarse
en la utilización de redes para le enseñanza, dando lugar a una nueva
configuración de la enseñanza que puede superar las deficiencias de los
sistemas convencionales -presenciales y a distancia. Aquí, el alumno, tanto si
está en la institución, como si está en su casa, en el trabajo, etc., accede a
una serie de servicios mediante las telecomunicaciones: materiales standard
como base de datos, etc. materiales específicos de formación, comunicación con
el tutor, posibilidad de interacción con otros,... El acceso al sistema de
aprendizaje a través de redes, convierte en relativamente irrelevante el lugar
y el tiempo de acceso. ?Qué diferencia habría entre acceder desde el aula de la
universidad o desde el hogar a los materiales de aprendizaje a través de redes?
Quizá sea conveniente disponer de cursos y materiales de aprendizaje para un
doble uso, de tal manera que tanto los alumnos que asisten a la institución
puedan acceder a ellos en el aula, en el centro, como aquellos que no pueden
asistir al centro, puedan acceder a esos mismos materiales a través de redes.
Entre estos nuevos planteamientos los relacionados con el aprendizaje abierto
pueden suponer una nueva concepción, que independientemente de sí la enseñanza
es presencial, a distancia o virtual, proporciona al alumno una variedad de
medios y la posibilidad de tomar decisiones sobre el aprendizaje.
Tanto en
la una como en la otra, siguen una metodología de enseñanza basada
fundamentalmente en la transmisión de conocimientos, y no en el cultivo de la
mente para la creatividad, a través del trabajo de investigación como
procedimiento básico de la vida académica; considerando que no debemos entender
por ésta, sólo el estereotipo de investigación empírica aprendida en manuales,
o de reglas procedimentales para la realización y presentación de proyectos,
divulgados continuamente a través de cursos y seminarios, y exigidos como
requisito indispensable para la aprobación y financiamiento de investigaciones,
que al menos en nuestro medio, lejos de lo que se pretende promover, limitan y
obstaculizan la creatividad.
De aquí
que la Educación virtual sea la que mejor combina el trabajo con el estudio, la
que tiene mayores posibilidades de resolver este problema por cuanto puede
considerar las experiencias vitales como parte de la evaluación, de acuerdo con
el reconocimiento o rechazo que la misma sociedad haga de sus éxitos y fracasos
respectivamente, dejando así la calificación de estar sujeta al criterio
—siempre subjetivo— de un profesor dueño y señor de su materia, que le confiere
el derecho a decidir quién sabe y quién no.
Quizás la
educación presencial tenga algunas ventajas que le permitan despertar en los
estudiantes la pasión, el entusiasmo y el optimismo para ir tras el
conocimiento, con la asistencia permanente de un profesor a quienes ellos toman
como modelo, y con la creación de ambientes propicios para el desarrollo de
tertulias, conversatorios, foros y demás lugares donde se intercambian ideas y
conocimientos.
Pero es
precisamente en la ausencia de un modelo o paradigma de comportamiento, donde
la educación virtual y a distancia tiene su mayor fortaleza, ya que los alumnos
no encuentran a alguien a quien imitar, y por lo tanto deben ser y sentirse
ellos mismos, tal como son.
El
estudiante busca por sí mismo el conocimiento aplicando el método
investigativo. Los compañeros, la observación, su propia experiencia, sus
sentidos y el proceso de reflexión son sus mejores apoyos y la mejor garantía
para participar activamente en los espacios de intercambio de ideas y de
conocimientos, los cuales no deben faltar en la Educación virtual.
Para
concluir, se reafirma la preponderancia que todavía se le concede a la
formación profesional, la priorización de la memorización sobre la reflexión, y
el examen como única forma de valorar los conocimientos, lo que ha generado en
docentes y estudiantes un comportamiento totalmente contrario al espíritu
académico antes señalado, y cuyas manifestaciones son la pasividad y
conformismo ante lo establecido y normalizado, la indiferencia y desapego ante
cualquier esfuerzo intelectual, acompañados de la pérdida de la capacidad de
asombro, la falta de un espíritu de iniciativa y la carencia casi total de
entusiasmo por las cuestiones intelectuales.
La
tecnología y las telecomunicaciones en todas sus formas cambiarán la forma de
vivir, de trabajar, de producir, de comunicarnos, de comprar, de vender. Todo
el entorno será bien distinto. El gran imperativo será él prepararnos y
aprender a vivir en ese nuevo entorno.
Igualmente,
tendrán que consolidarse los principios básicos que la han inspirado mirando
siempre hacia el futuro y no como una simple remembranza del pasado.
Y la educación
superior deberá formar un profesional para un mundo inteligente en el cual
todas las organizaciones públicas, privadas, con o sin ánimo de lucro tendrán
que ser empresas dispuestas a aprender y enseñar.
La
educación como herramienta primordial de toda cultura para el desarrollo de la
misma debe llegar a todos los niveles, con este concepto, cada día debemos
buscar alternativas útiles, que produzcan un efecto positivo en el desarrollo
de una comunidad. Así el modelo virtual propuesto aporta elementos tecnológicos
que suplen la necesidad de una educación netamente presencial. Con estos
conceptos, la democratización de la educación en nuestro país deja de ser un
sueño para enfocarse a una realidad, que nos la brindan las nuevas herramientas
de la tecnología moderna, y permitirá el cumplimiento de la función docencia,
investigación y extensión, dándole un valor agregado que es formarlo para lo
laboral con la integración de universidad empresa.
Con estas
nuevas herramientas se puede ofrecer educación de calidad a un mayor segmento
de personas, educación que la Institución debe estar preparada a ofrecer, con
un equipo humano, físico, técnico y tecnológico capaz de afrontar los nuevos
retos del nuevo milenio.
Se
observa una gran disminución del número de estudiantes en las principales
universidades del país, todo esto como consecuencia de la crisis económica
actual que sufrimos. El apoyo planteado por medio del Plan de Desarrollo para
la Educación, va a incentivar la educación básica para promover la educación
superior. El modelo educativo propuesto es una alternativa para muchas personas
que mezclando la presencialidad con lo virtual ofrece una gran opción, personas
que requieran de un horario más flexible o de condiciones favorables para el
desarrollo de su formación profesional.
Además,
se necesita una educación que contribuya eficazmente a la convivencia
democrática, a la tolerancia y a un espíritu de solidaridad y de cooperación,
tanto más ante este nuestro mundo actual, en rápido y profundo cambio, y dada
la creciente interdependencia existente entre los países.
Por todo
ello, para ser plenamente hombres y convivir en paz, libertad y progreso en el
siglo XXI, necesitamos educación, es decir, aprendizaje, formación y
profesionalización, además de adquirir hábitos y actitudes positivas. Y para
que así sea, la sociedad en la que vivimos -empezando por la familia, la
empresa, los gobiernos, las instituciones culturales, científicas y educativas-
tiene que estar convencida del necesario esfuerzo colectivo para que, frente a
tantos desafíos, cada cual y todos juntos podamos hacer realidad ese sueño, esa
esperanza, ese derecho y esa oportunidad.
Y esto es
así, porque está en marcha en el mundo un conjunto de transformaciones que
designan la entrada a un tipo de sociedad y de cultura que deja atrás muchos de
los supuestos desde los cuales se había erigido la modernidad. Ahora, el
horizonte nos dibuja unos espacios donde hay mayor posibilidad para pensar lo
diverso, lo complejo; las múltiples entradas a un problema; formas de pensar
que nos anuncian la superación de las soluciones totales, de las
caracterizaciones simétricas y de los poderes irrevocables; en fin, un sin
número de procesos, entre los cuales podemos destacar, el de la aparición de
muchas formas que asume el conocimiento, a partir de los cuales se empieza a
conformar lo que se conoce como Sociedad de Conocimiento, en la cual éste se
reconoce como la fuente de riqueza más importante de cualquier nación del
mundo.
La
humanidad comienza el siglo XXI con un importante desarrollo tecnológico que
constituye su instrumento más importante para obtener todas las respuestas, con
la condición de que sea capaz de construir las preguntas. Comienza el siglo con
la apertura al mundo entero que le ofrece la posibilidad de enriquecerse con su
increíble diversidad, con la condición de que pueda asimilar
esta
diversidad desde la fortaleza de su propia identidad. Comienza el siglo con la
posibilidad de moverse en todos los espacios y recorrer todas las rutas, a
condición de tener muy claros sus orígenes y de recordar sus puntos de partida.
Comienza el siglo con cierta tendencia a la masificación y al anonimato que
pueden regalar secretos paradójicos, con la condición de que sea capaz de
reconocerse libre y diferente. Comienza el siglo con la posibilidad de
disfrutar sintiéndose sólo, con la condición de que sea capaz de mantener sus
lazos afectivos. Comienza el siglo, en fin, con una gama de tendencias y
posibilidades cuyo efecto sobre hombres y mujeres depende solo de su capacidad
de orientación. El valor de todo lo que ha producido su capacidad creadora
depende ahora del desarrollo de su capacidad de orientación.
No hay
ninguna duda, por ejemplo, de la incidencia definitiva de la cultura de la
conectividad a escala mundial que hace de las personas, ciudadanos de la aldea
planetaria, con acceso a las soluciones que se ofrecen desde muy diversas
perspectivas en el mundo. Esta cultura es decisiva para que una sociedad
nacional, regional o local pueda ingresar a la sociedad de conocimiento y
construir una estructura productiva sólida, superando toda suerte de
restricciones. Pero más grave aún, si esta cultura y estos recursos no los
ponen las escuelas al alcance de las regiones y localidades menos
desarrolladas, estas estarán cada vez más marginadas de las oportunidades de
este Milenio.
Sí, no
podemos estar de espaldas frente a uno de los grandes hitos en el mundo de hoy.
Las autopistas de la información, por donde circulan volúmenes sorprendentes de
conocimientos nunca antes vistos, constituyen una oportunidad extraordinaria de
comunicación entre intelectuales y educadores de todo el mundo, de
participación en mesas de trabajo y en redes de la mayor variedad e interés
académico.
Ya es
hora, entonces, de insertarnos en la sociedad de conocimiento, de apersonarnos
de la ciencia y la tecnología en todos los centros de enseñanza, como un
fenómeno internacional de gran magnitud que se desarrolla a partir del acceso
inteligente al estado de la técnica en el ámbito mundial, que exige una disciplina
y un seguimiento rigurosos para mantener un nivel básico de información en
cualquier área del saber y que determinará el poder y la capacidad de solución
de las dificultades y problemas en el tránsito de nuestro país por éste siglo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario